Hoy estoy sensible. Será el tiempo él que me afecta y puede que la resaca también influya. La vida es bella, sí, la vida es muy bella. Hoy iba andando a trabajar, como todos los dias, y me he fijado en los niños que estaban en el patio del colegio. Eran muy felices, iban corriendo de un lado a otro, gritaban, se abrazaban, se reian, iban en su mundo de fantasía. Al observar esa imagen del patio lleno de niños a su libre albedrío, me ha venido a la cabeza el siguiente símil. Salir una noche de fiesta es como volver a tu infancia, volver al patio del colegio. Una borrechera es hacerse pequeño. Dar rienda suelta al niño que llevamos dentro. Entonces he pensado en una noche en Sigüenza y he seguido comparando: primero sales con los de tu pandilla, siempre aprendiendo lecciones juntos. Se ponen en común temas y se comentan... como si fuera una clase, y se va bebiendo para que ocurra la magia y nos hagamos pequeños... Una vez que todos nos hemos convertido en seres que carecen de reflexión, nos socializamos, es decir, salimos al patio, y nos mezclamos con los de otras quintas o los de otras clases. Todo esto hecho, sin mucho sentido... que oyes a unos cantando una canción que te gusta, pues te unes a ellos, que te cansas, pues te vas, que ves que tu amiga se morrea con tu otra amiga, pues tu también... y cuando alguién hace alguna bonitada pues te ries, y luego le aplaudes o reconoces que tiene su mérito, porque es el que más se han convertido en niño y por lo tanto el que más disfruta...
Luego, en vez de, comer chuches se beben cubatas, pero vamos, el azucar está presente.

Y podría seguir enumerando cosas pero bueno, os hacéis la idea, no? En, fin que la vida es bella, y no reprimáis al niño en vuestro interior que de vez en cuando también sale sin la necesidad del alcohol.